Es tu piel de primavera
en el recorrido temporal
donde se quedan dormidas
las palomas de mis manos.
Esculpe tu cincel adusto
el tañido del espacio,
anclando en profundidades
de un cielo imaginado.
Cuando desmayan las rosas
en gemidos prolongados,
soltando sus pétalos áureos
esparcidos en tu pináculo,
es allí donde lo imposible
se vuelve realizable,
es una cadenciosa cadera...
es de las olas el vaivén.
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