martes, 17 de agosto de 2010

PENAS

No dejéis que las sombras desmayen

en el púrpura manto senil.

Escuchad esos ecos lejanos

que anuncian el devenir.



No temáis el espacio circundante

que abarca el espíritu infeliz,

dejad que cual cabriolas retornen

los ímpetus que hoy veis partir.



Soltad al viento esas gemas

que de tus cielos comienzan a surgir

congelando el hemisferio de tu pena.





Mirad tu entorno y veréis

que encontrasteis la manera

de decir simplemente: te quiero...

sin romper el silencio.

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